domingo, 7 de octubre de 2007

Guilty


Tal vez omití contar que mi ex tiene una condena en USA por intentar mantener relaciones sexuales con menores a traves de internet. Un juez le invitó a que pasara 120 días de carcel pero claro, este chico en cuestión muy arrepentido y perjurando que no lo repetiría jamás y cambiaría un buen día cogió un vuelo que hizo que estuviera muy lejos de USA. ¿Saben donde?
Donde el Mar no se puede concebir dice Joaquin Sabina.
El fugitivo en cuestión me amenaza con pedir la custodia de nuestra hija y yo sospecho que pueden llegar a darsela ya que puede demostrar un buen trabajo (no por ett) y porque ya en una vista ante un juez al tratar de esgrimir mis pruebas penales me dijeron que todo lo que no fuera dentro del país poco les importaba. Que visión más particular de la Justicia.
Y cualquiera –ya lo he escuchado- dira: Pero por qué esta buena mujer se queda callada durante tanto tiempo sabiendo que el sujeto en cuestión es una amenaza para su hija y RECIEN ahora decide denunciar? Es muy simple. Porque como soy una mujer religiosa practicante, a pesar de todo creo en el arrepentimiento sincero. Creo que abslutamente cualquier persona puede elegir cambiar su vida, y ser mejor. Creo en los milagros.
Mientras el cambio se producía, el cambio que yo personalmente veía, estaba muy pendiente de mi hija. No desconfiando pero sí protegiendo.
Mientras tanto el tomaba medicación para controlar su adicción sexual. Que si funcionaba? Al menos yo pensaba que sí.
Todo indicaba que sí. Bueno, alguna que otra llegada tarde y cosas por el estilo. Pero tampoco por mi salud mental podía convertirme en su custodia personal. Cada uno es mayor y se cuida la espalda, que ya sabe lo que hay. Frecuentemente le preguntaba como iba con sus desafíos y que antes de hacer nada tuviera la amabilidad de decirme.
Pero claro, no fue así.
Lo que hizo saltar todas las alarmas fue que al pedirme el divorcio y no indicarme el por que… luego de insistirle me dice que la verdad es que quiere vivir libremente. O sea que se hartó de fingir. Que nunca había abandonado sus costumbres de visitar sex-shops ( y todo lo que trae consigo, para entendernos: que no iba a comprar nada que pudiera llevarse consigo). Que su vida disoluta seguía. Eso.
Yo flipaba. Fli-Pa-Ba.
Claro, muy tranquila no me quedé. Ante mi pregunta de ¿entonces que hay de verdad en que cuando querías entablar relaciones sexuales con menores NO ERA TU VERDADERA INTENCION? Su respuesta fue la archiconocida “Por 20 segundos de orgasmo, no me importa quién esté delante”. Imaginaros, ahí aproveché para hacer todas las preguntas escabrosas. Eres homosexual? Y de ese calibre. Imagino que eran manotazos de ahogado para comprobar quien era el tío con el que estaba aún casada.
Luego de todas estas respuestas, además de entrar en pánico tomé algunas decisiones. Era el momento de denunciar.
A los 15 días es cuando me entero que la verdadera razón por la que ME estaban divorciando no era esa sino, el amor por mi mejor/peor amiga.
Ahora el aduce que todo esto se hace por venganza. ¿Realmente?

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