viernes, 17 de agosto de 2007

Es tan corto el amor... y es tan largo el olvido.


Hoy me sentí muy cerca de Poema 20 de Pablo Neruda. Recordé esas tardes siesteras en donde nadie salía de su casa-porque-hacía-mucho-calor y yo Adolescente me enamoraba de sus palabras.
Contrario a lo que parece no estoy enamorada. Leyendo pensaréis, sí que está enamorada... la verdad es que NO. Sólo que recordé esa época por que me siento muy sola y también me da miedo. Como una triste máscara recitaba el poema mirándome en el espejo mientras lloraba, soñando en decírselo alguna vez a alguien en un susurro. Nunca lo hice.
Ya Alcalá no me parece tan lejos, batí el record: 1km en 10 minutos. Ayer me tomó media hora.
Y como el resto de mortales estoy muy contenta porque es viernes. No porque vaya a salir de botellón (no comulgo con la costumbre), tampoco de fiesta. Porque siento que al fin voy a descansar un poco. Por que me lo merezco.
Alguien me preguntó como era mi día. Me sentí un poquito rara confesando mi ajetreada vida, que será como la de muchos. Levantarse a las 6hs. Ducha, maquillaje, desayuno-super-fast y a la calle. Atocha, luego descenso en Alcalá. Salida a las 18hs, llegada a Madrid a las 19.15hs. Sentarme, ah no! cierto: preparar la cena para mi hija y mi madre y la comida de mañana para mí. Un poco de internet y a dormir. ¿Poco no?
Lo bueno de mi trabajo es que los clientes generalmente están propensos al enfado (son morosos), y al menos puedo darle voces a alguien sin que sea algo personal. Solo profesional.
Sólo.

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